Una jarapa es, según la RAE:
“Un tejido grueso hecho con tiras de tela de distintos colores y procedencias, destinado a fines diversos y originario de las regiones de Andalucía y Murcia”
Su origen se remonta ni más ni menos, que al siglo XVI con la expulsión de los moriscos de la Alpujarra. Los telares que usaron los árabes para tejer fueron adaptados y reutilizados por los que se quedaron.
En su estancia en la Alpujarra, los moriscos contaban con uno de los mercados más importantes de seda que había en España, lo cual cayó en picado con su expulsión. Esto provocó que los campos y tierras donde se cultivaban moreras (planta de la cual se alimentan los gusanos de seda), quedaran desiertas. Y es así como empezó la economía del desperdicio, aprovechando todo lo inservible para darle cualquier otro uso, dando lugar al nacimiento de tejidos a base de “harapos” que bien tejidos se convertían en lo que a día de hoy conocemos como “jarapas”.
La fabricación de estas quedó reservada a las mujeres y llegó a suponer un importante complemento para la economía doméstica. Los vecinos le entregaban a la tejedora una serie de ovillos los cual lavaba y rajaba para hacer tiras de más o menos 15 milímetros de ancho, de estos se obtenía el canillo, que más tarde se utilizaría para obtener unos tejidos únicos de impresionantes colores vivos.
A pesar de los innumerables usos domésticos que han tenido las jarapas a lo largo de la historia (mantas, cobertores, tapas alimentos…), hoy en día se usan sobretodo como alfombras y decoración.
Nuestras Jarapas, al igual que todos nuestros productos, nacen a manos de Ana Martínez, con distintivos tales como “Marca de Garantía alpujarra”, “Compromiso de calidad turística”, “punto de interés artesanal”… entre muchos otros.
Además, todos nuestros productos son elaborados en telares con más de 200 años de historia haciendo uso de las técnicas de telar de alto y bajo lizo.