Jarapa puesta en la casa de los clientes es una sastifación cuando es este el resultado.
Comentario de la clienta
Cuando le damos sitio en nuestra casa a una jarapa, no una jarapa cualquiera, una jarapa hecha con el gusto exquisito de Ana y la experiencia que le ha concedido el tiempo, se convierte en algo de lo que ya no podemos prescindir, como ocurre con las cosas que nos gusta y que deseamos tener a nuestro alcance. Una jarapa, una chimena, un rincón donde reposan nuestros pasos y donde nos sentimos parte de ese hogar que nos pertenece. La jarapa, de pronto, toma vida, y nos hace un guiño desde el suelo. Sencillamente, nos sentimos a gusto haciéndola formar parte de nuestra casa, con su elegancia, sus colores y la calidez que aporta a nuestros pies, a nuestros ojos, a nuestra vida cotidiana.